Está escrito : «En el principio era el Verbo».
Heme ya parado. ¿Quién me ayudará a proseguir?
No; no debo dar tanta importancia al Verbo.
Debo traducirlo de otra manera si me ayuda la inspiración.
Está escrito: «En el principio era el Espíritu.»
Reflexiona bien sobre esta primera línea y no dejes correr la pluma con precipitación.
¿Es el Espíritu el que ha creado y el que lo ha puesto en orden todo?
Debiera decir: «En el principio era la Fuerza.»
Y, no obstante, algo me está diciendo interiormente que no debo darle esta interpretación.
Por fin me siento iluminado y comienzo a ver con claridad;
escribo resueltamente: «En el principio era la Acción.»
(Goethe, Fausto. Primera parte de la tragedia, Gabinete de estudio)
La formación universitaria entra en alianza con un largo ejercicio profesional permitiéndonos la realización de traducciones e interpretaciones de forma calificada y consciente.
En traduvia el traductor (principio de autocontrol) y una tercera persona competente en el área (principio de los «cuatro ojos») aseguran el control de las traducciones con el fin de garantizar un elevado nivel de calidad. Además, y desde luego, las intervenciones como intérprete son cuidadosa y especialmente preparadas en cada caso y siempre acorde con el nivel exigido por y para la actuación concreta.